miércoles, 8 de agosto de 2012

HELENA, nombre mítico para un proyecto audaz

Poco podrían saber nuestros abuelos de la causas del por qué las fiebres puerperales elevaban tanto el riesgo de los partos, al no saber que eran los propios médicos los que transmitían la infección a través de sus manos. Como poco sabrían también nuestros padres del riesgo que sufrían los médicos al trabajar con los rayos X al desconocerse el alcance de los mismos. Poco sabrían también nuestros padres de los riesgos del consumo del tabaco, que ya venía consumiéndose durante 500 años, y todavía hoy en día se pone en entredicho las medidas legislativas que se publican para reducir su consumo. Sin embargo, nuestros abuelos bien pudieron haberse percatado de la “alerta temprana” que suponía observar que tenían menos riegos los partos que se asistían en la propia vivienda que los que se llevaban a cabo en los centros sanitarios. Si algo diferencia esta nueva generación, además de ser la mejor “preparada”, es ser la mejor informada, ya que tiene toda la que quieran en la cabecera de su cama a golpe de click.

A la administración se nos achaca el elevado grado de conservadurismo de nuestras decisiones, pues bien, es la autoridad sanitaria europea la que está informando de la cautela que debemos tener ante las modificaciones del medio ambiente que hemos llevado a cabo las generaciones precedentes y cuales son las alertas que deberíamos tener presente.

En la actualidad existen diversos proyectos de investigación que se están haciendo eco de la ingente cantidad de información científica que está surgiendo sobre la alimentación y el medio ambiente, y es esta información la que debe llegar a nuestros hijos. Estos proyectos también pretenden suplir el defecto de información que tenemos con respecto a determinados sectores de la población entre los que están las embarazadas, los lactantes, la infancia y la adolescencia . Con recurrir a los prospectos de los medicamentos tenemos para comprobarlo.

La gran epidemia del siglo XXI es la obesidad y la solemos asociar a problemas de los adultos cuando es un problema que se genera desde el mismo momento de la gestación, de tal forma que la obesidad infantil se asocia a una posterior obesidad en el adulto.

Tenemos la falsa creencia de que la naturaleza es enorme y capaz de autodepurar la ingente cantidad de productos sintetizados por el simple efecto de la dilución, olvidando que los seres vivos somos auténticos bioacumuladores de contaminantes concentrándolo a lo largo de la cadena trófica en donde el hombre es el gran depredador. Esta capacidad de bioacumulación se produce en mayor medida en los niños, por el poco desarrollo de sus órganos detoxificadores y por la mayor correlación entre el alimento ingerido y el peso. Gran parte de esta contaminación se acumula en nuestro tejido graso y se excreta por diversa vías como la leche materna, luego el proceso de bioacumulación del gran depredador comienza desde la más tierna infancia.



¿Acaso sabemos cual es el efecto de esta bioacumulación?



El desconocimiento que tenemos en muchos aspectos es asombroso, hoy en día se está redefiniendo el concepto que tenemos de la obesidad y se le asocia a procesos inflamatorios como también lo está siendo el cáncer, por eso cuando decimos que la obesidad es factor de riesgo para la diabetes, en realidad no sabemos, a ciencia cierta, qué es causa y qué consecuencia, y esta es la maravilla de la ciencia que a cada ventana que abres se te amplía el horizonte. Por todo ello nuestra juventud debe tener presente este mar de dudas y considerar apropiadamente la problemática de la obesidad, comiendo menos, haciendo más ejercicio y aplicando el principio de cautela.

La ausencia de información en la adolescencia está siendo compensada con el proyecto HELENA (Healthy LiveStyle in Europe by Nutrition in Adolescence), un proyecto europeo que pretende ser un referente en la promoción de salud de la juventud mediante el ejercicio y la nutrición. Sus resultados esperemos que den luz a este sector de la población que como su nombre indica lo que le caracteriza es el cambio, cambios físicos y hormonales, que en líneas generales requerirá mayor aporte energético y de nutrientes implicados en el crecimiento tisular (nitrógeno, hierro y calcio). Especial mención requieren las vitaminas B6 (piridoxina) y los folatos, implicados en la síntesis de proteinas y de DNA respectivamente.

En líneas generales se recomienda comer la mayor variedad posible de alimentos, guardar un equilibrio entre lo que se come y la actividad física, elegir una dieta abundante en cereales, verduras y frutas, pobre en grasa saturada y sal y que proporcione suficiente calcio y hierro para satisfacer los requerimientos de un organismo en crecimiento.

Sí, tenemos la juventud mejor preparada y la más informada, pero en nutrición está muy poco motivada, sobre todo, por la presión que ejerce el grupo. El mensaje que se le debe transmitir, por tanto, es lo mejor que saben hacer, que sean diferentes y curiosos, ¡SU DESTINO ESTA EN SUS MANOS¡.


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