viernes, 21 de octubre de 2011

EL CALCIO Y LA VITAMINA D




La osteoporosis es una de las enfermedades más prevalentes relacionadas con la edad y caracterizada por una pérdida de masa y una fragilidad estructural de los huesos que los hace propensos a su fractura. El calcio y la vitamina D se constituyen como nutrientes básicos en su tratamiento y en general en el mantenimiento de la salud de los huesos de la población. Si bien, más del 50% de los requerimientos del calcio son obtenidos a través de los derivados lácteos, la aportación de otras fuentes, como la del agua de consumo público, también deben ser consideradas.
El 99% del calcio de nuestro organismo se encuentra en nuestros huesos actuando de reserva de un ión con una función reguladora de vital importancia para el organismo. El calcio es necesario para la movilidad de los músculos, para la transmisión de los impulsos nerviosos, para la circulación sanguínea y para la liberación de hormonas y enzimas. Un aporte adicional de calcio en nuestra dieta aumenta la densidad ósea durante el crecimiento, reduce las posibilidad de perdida ósea al final de ella y la posibilidad de fractura.
En la actualidad se encuentra bajo investigación el valor nutricional del agua porque, a pesar de que en sus composición estos nutrientes están en baja concentración, también se tiene que considerar otros aspectos como son la biodisponibilidad de los mismos.
El origen volcánico de las islas condicionan unos acuíferos fuertemente ionizados. Si por exceso de algunos de sus componentes como el fluoruro se requiere proceder a su desionización, también se debe tener presente el efecto protector de otros iones como son el calcio o el magnesio. El efecto cardioprotector de la dureza del agua está respaldada epidemiológicamente y se cree que la resistencia a la insulina en la diabetes tipo 2 puede estar mediatizada por bajos niveles de calcio a través de las fluctuaciones de las hormonas que lo regulan. Por otro lado, el organismo está protegido frente a los excesos de calcio en la dieta ya que éstos se eliminan a través de la orina y el mayor riesgo de cálculos renales de oxalato cálcico que pudieran producirse parecen que no están asociados a la dieta sino a otros aportes adicionales.
La vitamina D, en su forma activa, es necesaria para la absorción del calcio. También se requiere para la movilidad muscular, para la transmisión del impulso nervioso y tiene efectos sobre el sistema inmunitario. Si bien el organismo es capaz de sintetizarla en la piel a partir de un precursor y la actuación de la luz solar, las últimas investigaciones a nivel europeo han detectado un déficit de la misma. Los conocimientos en nutrición está en continua evolución, las pieles oscuras producen menos vitamina D por el efecto de filtrado que ejerce la melanina de la piel. Esto podría explicar la menor resistencia inmunológica de las pieles oscuras frente a enfermedades como la tuberculosis, así como el efecto beneficioso de los balnearios de montaña muy utilizados a principios de siglo pasado como tratamiento antituberculoso.

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